ARTICULOS


NIÑOS CON HAMBRE
NUEVA EVIDENCIA PARA PERÚ
Carlos E. Aramburú
Departamento de Ciencias Sociales
Pontificia Universidad Católica del Perú
Mayo2011

El INEI y la OMS acaban de publicar un nuevo y revelador estudio sobre la desnutrición crónica infantil (DCI) para Perú[1]. Son dos las novedades del estudio: se utiliza por primera vez un nuevo patrón para la DCI basado en un estudio multi-país de la OMS basado en el incremento de talla para la edad de menores alimentados con leche materna y por vez primera se presentan resultados a nivel distrital. La información ha sido elaborada con base en el Censo 2007 y en la ENDES 2009.

Entre los resultados más importantes tenemos:
1.       La DCI medida por el nuevo patrón es del 23.8%, superior al 18.3% reportado usando el patrón NCHS. Ello revela que estamos aún lejos de alcanzar la meta del 15% de DCI planteada por el gobierno para el 2011.
2.       Si bien esta cifra promedio nacional coloca al Perú en niveles medios de DCI (rango de 20-29.9%), y si bien 558 distritos (el 32% del total de distritos) tienen niveles inferiores al 25%, en 917 distritos (el 53%) la desnutrición crónica infantil está entre el 25-49% (nivel medio y alto), en 259 distritos (el 15%), la DCI fluctúa entre 50-75% (niveles altos) y en 7 distritos los menores desnutridos superan el 75%!.
3.       Los 10 distritos con MAYOR PROPORCIÓN (más del 74%) de menores con desnutrición crónica son: 4 en La sierra de La Libertad (Marcabal, Sanagorán, Ongón y Bambamarca), 2 en Cusco ( Omacha y Lares), 2 en Junín (Huasicancha y S. José de Quero), uno en la sierra de  Lambayeque (Incahuasi) y uno en la sierra de Lima (S. Andrés de Tupicocha). Se trata de distritos andinos y rurales con predominio de población campesina.
4.       Los distritos con MENORES PROPORCIONES de niños y niñas con DCI (menos del 2%) son aquellos  en los que residen principalmente sectores medios y altos de Lima-Callao.
5.       El mayor número ABSOLUTO de menores de 5 años con DCI se encuentra en los distritos de San Juan de Lurigancho-Lima (6,803 casos), Juliaca-Puno (5,723 casos), Cajamarca-Cajamarca (5,145 casos), Ayacucho-Ayacucho (4,624 casos), Iquitos-Loreto (4,460 casos), San Juan Bautista-Loreto (4,330 casos) y Ate-Lima (4,203 casos).
6.       Los factores asociados a la DCI son la educación de la madre (58% de las madres analfabetas tienen hijos desnutridos vrs. 7% de madres con educación superior), la carencia de saneamiento en la vivienda (en los 10 distritos con mayor DCI el 70% de las viviendas carece de desagüe  frente a solo el 0.4% de las viviendas de los 10 distritos con menores tasas de DCI) y el piso de tierra en la vivienda también es un factor fuertemente asociado a DCI.
¿Que nos dicen estos resultados para las políticas públicas?
Primero que las diferencias en los niveles de DCI son enormes y que se requiere una doble estrategia: a) focalización de familias en el caso de centros urbanos en donde la magnitud es mayor y b) focalización geográfica en los distritos rurales  en donde la severidad es más alta. Los Gobiernos Municipales y JUNTOS en el primer caso y los Gobiernos Regionales y Locales y el MINSA en el segundo, son los principales responsables de afrontar este problema. Segundo,  llama la atención que el mapa de la DCI no coincide con el de pobreza lo que sugiere que  los patrones de crianza como  los hábitos de lactancia, de higiene, el tipo y frecuencia de la alimentación, la tenencia de animales menores al interior de la vivienda, etc. es decir variables culturales y no solo la pobreza, son los que podrían explicar la alta severidad de la DCI en los ámbitos señalados. Se requiere investigación antropológica en estas zonas específicas para entender mejor los patrones de crianza y alimentación. Tercero,  combatir la DCI supone una política y programas multidimensionales que atiendan no solo la alimentación infantil, sino además la educación de la madre, el saneamiento y la mejora en la vivienda.  ¿Asumirá el próximo gobierno este compromiso?


[1] INEI-OMS. Mapa de la Desnutrición Crónica en Menores de 5 años. Lima Dic. 2010.

1.       Los factores asociados a la DCI son la educación de la madre (58% de las madres analfabetas tienen hijos desnutridos vrs. 7% de madres con educación superior), la carencia de saneamiento en la vivienda (en los 10 distritos con mayor DCI el 70% de las viviendas carece de desagüe  frente a solo el 0.4% de las viviendas de los 10 distritos con menores tasas de DCI) y el piso de tierra en la vivienda también es un factor fuertemente asociado a DCI.
¿Que nos dicen estos resultados para las políticas públicas?
Primero que las diferencias en los niveles de DCI son enormes y que se requiere una doble estrategia: a) focalización de familias en el caso de centros urbanos en donde la magnitud es mayor y b) focalización geográfica en los distritos rurales  en donde la severidad es más alta. Los Gobiernos Municipales y JUNTOS en el primer caso y los Gobiernos Regionales y Locales y el MINSA en el segundo, son los principales responsables de afrontar este problema. Segundo,  llama la atención que el mapa de la DCI no coincide con el de pobreza lo que sugiere que  los patrones de crianza como  los hábitos de lactancia, de higiene, el tipo y frecuencia de la alimentación, la tenencia de animales menores al interior de la vivienda, etc. es decir variables culturales y no solo la pobreza, son los que podrían explicar la alta severidad de la DCI en los ámbitos señalados. Se requiere investigación antropológica en estas zonas específicas para entender mejor los patrones de crianza y alimentación. Tercero,  combatir la DCI supone una política y programas multidimensionales que atiendan no solo la alimentación infantil, sino además la educación de la madre, el saneamiento y la mejora en la vivienda.  ¿Asumirá el próximo gobierno este compromiso?













 
Los retos de la Antropología hoy
Entre el desarrollo académico y la profesionalización

Javier Ávila Molero
Vice decano Colegio Nacional de Antropólogos del Perú[1]
Phd© Antropología Social. Universidad Autónoma de Barcelona


La antropología en el Perú enfrenta un importante desafío: su  profesionalización interdisciplinaria. En sus inicios, la antropología se desarrolló fundamentalmente como una disciplina académica, más orientada a la investigación de la cultura y estilos de vida de las poblaciones rurales andinas en comunidades campesinas. De manera agregada se desarrollaron algunos proyectos de antropología aplicada, como fue el caso del proyecto Vicos. Se podría decir que la profesionalización de la antropología se entendía desde una continuidad disciplinaria entre los ejes más académicos y aplicados de la antropología y su enseñanza en las universidades se desarrollaba desde este precepto.

Décadas después el panorama es otro. La antropología ya no se concentra únicamente en el estudio de las  poblaciones rurales andinas, sino en una seria abierta de temas nuevos, de perfiles más interdisciplinarios. Las nuevas demandas del mercado laboral para los antropólogos exige el desarrollo de nuevas competencias para el trabajo interdisciplinario, en nuevos ejes temáticos, que no sólo incluyen a las instituciones académicas, sino también a otras instituciones del sector público y el sector privado, donde se desarrollan labores de corte más aplicado.

A manera de ejercicio conceptual propongo identificar dos ejes para comprender mejor las características del mercado laboral de os antropólogos: a) un primer eje definido por actividades o bien más académicas o bien más profesionales y b) un segundo eje definido por entornos laborales más o menos interdisciplinarios. El primer eje lo podemos definir como “actividades laborales” y el segundo como “entornos laborales”. El cruce de ambos ejes nos presenta cuatro escenarios diferenciados:



Eje Actividades Laborales

Más académicas

Más profesionales


Eje Entornos laborales

Menos Interdisciplinario

Escenario 1

Escenario 3


Más interdisciplinario

Escenario 2

Escenario 4


Haciendo un rápido recuento de las características de cada escenario podríamos señalar lo siguiente:
El escenario 1 combina actividades laborales más académicas con entornos laborales menos interdisciplinarios. Es decir, entornos compuestos fundamentalmente por antropólogos. Este escenario suele ser el de los departamentos de Antropología en las universidades, donde la composición de los grupos de trabajo es homogénea y realizan fundamentalmente trabajos de investigación.
El escenario 2 combina actividades laborales más académicas con entornos laborales más interdisciplinarios. Este suele ser el espacios de diplomados y programas de postgrado con contenidos transversales, referidos a temas como género, medio ambiente o desarrollo social. También el de proyectos desarrollados por ONGs. En este escenario el antropólogo comparte labores con otros profesionales de las Ciencias Sociales, y  de otras disciplinas como Psicología, economía, educación, medicina, entre otros.
El escenario 3 combina actividades laborales más profesionales con entornos laborales menos interdisciplinarios. Este suele ser el escenario de los proyectos de Antropología Aplicada. Fundamentalmente en los departamentos de antropología en las universidades.
El escenario 4 combina actividades laborales más profesionales con entornos más interdisciplinarios. Este  escenario es el que se ha desarrollado más en los últimos años, en torno a las instituciones del sector público,   consultoras y empresas del sector privado. En este escenario el antropólogo suele trabajar en equipos con profesionales de otras disciplinas como Biología, Ingeniería (en todas sus variantes), entre otros.
Hoy en día la mayoría de antropólogos desarrolla sus actividades laborales en los escenarios 2 y 4. He allí un importante desafío para nuestra disciplina: la oferta de formación en antropología se orienta a formar antropólogos para el escenario 1; sin embargo, la mayoría se desempeñará profesionalmente en los escenarios 2 y 4, dadas las características de la actual demanda del mercado laboral de antropólogos. Es necesario cerrar esta brecha entre la formación académica para el escenario 1 y el ejercicio profesional para los escenarios 2 y 4. Esto requiere repensar las fortalezas y debilidades de nuestra disciplina desde nuevas perspectivas y con una nueva visión, más profesional e interdisciplinaria, acorde a las demandas reales del mercado laboral de hoy en día.